
Como una rosa marchita,
el corazón del que no sueña,
del que no pelea las “guerras”
de la vida, del que no planea,
del que se hunde y desfallece.
Como una rosa marchita,
el alma del que nunca ama,
del aquel que nunca se juega,
de aquel que siempre miente
y del que no planea un mañana.
Como una rosa marchita,
el sentir del que se complace
con poco sin querer progresar,
del que no da ni tampoco recoge
y del que lo gris es en sí su vida.
N.A.M
20/10/08