sábado, 21 de julio de 2007
El día cuando el amor enfermó
El niño amor vivía libre y radiante
en un alma apasionada y sensitiva.
Gozaba con mucha delicia cada día
y estaba muy alejado del tormento.
Era bondadoso y en extremo generoso
pues brindaba calma y placer exitoso.
El amor era muy alegre y optimista,
siempre estaba de muy buen humor.
Era simple, enormemente encantador
y maravilloso pues al corazón cautivaba.
Todas las antiguas heridas del pasado.
se esfumaban tan sólo con su presencia.
Todos los calamidades del universo
se minimizaban con su existencia.
Pero un buen día esa emotiva alma
donde cómodamente ÉL anidaba
se sintió infeliz, triste y vulnerable.
¿Qué había sucedido? ¿Acaso su salud?
Sí, una mala jornada el amor enfermó
y con ello los colores del bello orbe
cambiaron en grisáceos y negruzcos.
¡Pobre amor! ¡Era antes tan dichoso!
¡Pobre amor! En desamor se transformó
y las mieles de la vida en amarga hiel
se mudaron, lacerando hondo al corazón
y humedeciendo con plúmbeas gotas
al embelesado al rostro del amado.
N-A. M
02/10/06
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